Si bien es cierto que el invierno
en Alemania se hace bastante duro, no tanto por las bajas temperaturas
sino por las pocas horas de sol, también lo es que las navidades tienen
ese punto cinematográfico que tanto se echa de menos en España.
Los primeros copos de nieve del
invierno, los escaparates de los centros comerciales, la gente ataviada
con gorros, bufandas y guantes o un domingo en el sofá bajo una manta con
la blanca ciudad como fondo pertenecen a ese ideal colectivo de la Navidad.
Sin embargo, hay algo que me gusta mucho más que todo eso, y es el mercado
navideño.
En el mercado navideño solemos
encontrar en un lugar central un pequeño escenario en el que coros de la
región regalan al público las canciones navideñas que han ensayado durante
los últimos meses. En torno al escenario y en calles que forman una diminuta
ciudad se albergan preciosas casitas de madera que contienen puestos de
productos y alimentos artesanales. Juguetes de madera, complementos tejidos
a mano o embutidos fabricados a la antigua usanza son oferta habitual en
dichas casitas. Además de eso suele haber algún carrusel, un trenecito
e incluso puede que una diminuta noria como atracción para los más pequeños.
Por último nos topamos cada pocos metros con puestos de comida que ofrecen
crepes, salchichas, pizzas, waffels, fruta cubierta con chocolate o frutos
secos garrapiñados.
Pero lo que más nos llama la atención
a los españoles es el famosísimo Glühwein. Se trata de un vino aderezado
con canela y otras especias, caliente a la temperatura de un café y servido
en preciosos vasos de cerámica por los que se cobran dos euros a modo de
fianza, dinero que se recupera al devolver el vaso vacío tras beber el
vino. Su primer consumo resulta asqueroso al paladar español, no lo voy
a negar. Sin embargo, disfrutar del Glühwein como ayuda para calentar
manos y estómago en ese idílico ambiente navideño acaba domando las papilas
gustativas hasta el punto de convertir esta bebida en uno de los imprescindibles
en estas fechas.
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- Salud - |
Por si alguien tiene interés en
probarlo y no le apetece organizar un viaje a Alemania con ese único fin,
aquí os dejo una sencilla receta.
Ingredientes:
- Zumo de limón o naranja
- 1 litro de vino tinto
- 1/8 litro de agua
- 60 gramos de azúcar
- 1 rama de canela
- 3 clavos de olor
- 2 rodajas de limón
Cocer el azúcar y las especias con el agua. Dejar reposar 30 minutos.
Colar. Mezclar con el vino y calentar con cuidado hasta justo antes del
punto de ebullición. Aromatizar al gusto con el zumo de limón o naranja.
Importante estar pasando frío cuando lo pruebes, así que sal un rato a la terraza y toma después el Glühwein.
2 comentarios:
Felices fiestas a todos! Y cuidado con el Glühwein, que se cogen buenas borracheras a lo tonto
Pues a buen ejemplar se lo has ido a decir, que me pongo piripi con una cerveza normal y corriente xD
Pero tomo nota porque Yecla es un poco alemana en los inviernos y me encanta eso de probar cosas nuevas. :)
Felices fiestas para usted también Don Extraño.
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