lunes, 22 de septiembre de 2008

Tutorial: Cómo dejar comentarios

Esta semana vamos con algo completamente novedoso en esta página: un tutorial. Sí, aquí comienza y termina una colección de uno tutoriales por la cual no pienso cobrar nada, al menos hasta que me lo vuelva a pensar. Además, dado que a algunos de vosotros (unos diez o doce personajes según las precisas estadísticas del gobierno de Mozambique) no os va a servir absolutamente de nada, salvo quizás para poderlo enlazar en vuestros blogs, intentaré colar alguna gracia en el texto y marcar partes aleatorias en negrita para así lograr mantener vuestro interés.


Primero quiero expresar la razón para escribir éste tutorial:

Aunque parezca increíble ya hay unas cuantas personas que me han dicho que “querían dejar un comentario” en mi blog, pero que no han sabido muy bien cómo, que pensaban que debían registrarse para ello, que lo han intentado pero no ha funcionado o incluso que tenían miedo de que apareciese Chuck Norris en su cuarto si no lo hacían bien.

- Ésta es una foto que no tiene nada que ver -

Bueno, pues yo que soy más majo que un ajo sin trabajo voy a reproducir aquí para empezar una serie de datos sobre escribir comentarios en los blogs; datos más que contrastados tanto por el instituto nacional de seguridad y salud de algún que otro país como por la abuela de mi vecino:

1 - Dejar comentarios acorta la vida en menos de dos días, mientras que no dejarlos puede ser un motivo de muerte inmediata.

2 - Las calorías consumidas al escribir un comentario de 100 palabras son menos que las necesarias para correr 100 metros, lo cual indica que dejar comentarios ayuda a ahorrar energía y eso, al precio al que está la gasolina, supone un ahorro importante. En resumen, escribir comentarios aumenta el poder adquisitivo.

3 - Dado que el dinero no da la felicidad pero la compra, y teniendo en cuenta el punto anterior, podemos afirmar que dejar comentarios compra la felicidad.

4 - Nunca podrás ser ridiculizado por un comentario dado que siempre puedes usar la excusa de que alguien lo escribió y firmó con tu nombre.

5 - Con un comentario aportas tu granito de arena al conocimiento humano y puedes cambiar el mundo a través de grandes personalidades de la farándula. Piensa que tus comentarios en un blog de la talla del mío pueden ser leídos por personas tan influyentes e influenciables como Fernando Romay, Bertín Osborne o María Isabel (sí, la de los gorilas). ¡Influenciémosles entonces!

6 - Leer un comentario de un lector me hace feliz, lo cual conlleva multitud de ventajas para todo el universo; ventajas que no voy a enumerar debido a su evidencia. No quisiera insultar a mis inteligentes lectores ofreciendo aquí la explicación a algo totalmente lógico.

7 - Dejar comentarios es bueno para la artritis y/o artrosis.

8 - Dejar comentarios tiene seguramente más de ocho ventajas.

Una vez os he convencido, oh, amados lectores pasivos, de hacer un par de clicks y pulsar unas teclas para dejar un comentario, aquí va el tutorial propiamente dicho.

Hay dos posibilidades para llegar a la página de comentarios. La primera, al principio del post y al lado del título, haciendo click sobre el número de comentarios:

La segunda también consiste en hacer click, ésta vez, haciendo click sobre el texto siguiente, el cual aparece al final de cada uno de los posts:


Si hacéis lo anterior llegaréis a una página parecida a ésta:

Aquí podréis o no leer las opiniones del resto de mis apuestos lectores, así como mi opinión sobre las opiniones de los mismos. A veces incluso apreciaréis opiniones sobre las opiniones que yo vierto acerca de las opiniones de los lectores, y así sucesivamente. Otras veces nadie opina nada. Vamos, que hay todo un abanico de posibilidades.

Arriba a la derecha, en el campo marcado como 1, se da la posibilidad de dar rienda suelta a los dedillos (tan sólo los índices en caso de no saber mecanografía). Se podría usar este campo para escribir algo así como:

“Qué blog tan bonito tienes, qué bien escribes y qué bueno estás, Extraño desconocido. ¿Podrías mandarme una foto firmada y un trozo de uña a mi dirección de correo, por favor?”

Más abajo (número 2) es importante elegir la opción de Nombre/URL en caso de no tener una cuenta en Google. Ésto nos permitirá escribir nuestro nombre (por ejemplo Mazinger Z) y, de manera opcional, nuestra dirección de correo (por ejemplo http://blogs.elpais.com/photos/uncategorized/2008/03/03/robot_movil.jpg).

Puede ser que se nos pida además introducir unas letras que aparecen en un bonito dibujo. Ésto puede llegar a ser una tarea complicadísima, pero no os preocupéis: tendréis infinitas oportunidades.

Una vez hayáis acabado el proceso tan sólo queda pulsar en "Publicar comentario" y ya está: así habréis pasado de la aburrida pasividad internetil a ser un usuario activo de la red con todas las ventajas que conlleva. Será prácticamente como pasar de tan sólo ver páginas porno a... bueno, la verdad es que no se si es un buen ejemplo.

martes, 16 de septiembre de 2008

Comprobando los seis grados de separación

Hace poco o mucho tiempo según se mire, escribía en este blog una entrada sobre la teoría de los seis grados de separación. A una de los millones de lectoras de este espacio se le ocurrió la bonita idea de intentar comprobarla, idea que de buena bien podría haber sido mía. Un momento...mira por dónde, releyendo ahora los comentarios he visto que la idea efectivamente había sido mía. De todos modos la lectora es muy maja y secundó MI IDEA sin dudar.

Tras mis vacaciones lancé un email a todos mis contactos en el que daba una pequeña descripción de Cris, con datos como su edad, ciudad de residencia, empleos anteriores y talla de sujetador (bueno, esto último puede que me lo haya inventado).

Después de unos días y unos cuantos emails suplicando más información, uno de mis contactos, Unai, consiguió llegar hasta ella. La cadena resultante es la siguiente:

1 - Yo conocí a Unai durante un
Erasmus, un programa europeo de intercambio universitario, en Karlsruhe (Alemania), allá por el año 2004.

2 - Unai trabajó más tarde para la compañía de seguros La Estrella, la cual prestaba servicios ocasionalmente a la correduría Howden Iberia. Unai tenía contacto con algunos de sus trabajadores, entre ellos Alejandro.

3 - Howden Iberia trabaja con otras empresas de seguros además de La Estrella, una de las cuales es HCC Europe. Alejandro conoce por esa razón al director técnico del ramo en Madrid de HCC Europe, Raúl.

4 - Por último, Cris trabajó hace un tiempo como asistente en el departamento de Raúl. Es así como se completa la cadena, con tan sólo cuatro grados de separación:

El extraño desconocido  Unai  Alejandro  Raúl  Cris

Este experimento aislado ratifica la teoría de los seis grados de separación. Por un lado, la longitud de la cadena hasta una mujer joven española cualquiera debería tener obviamente menos de seis eslabones para poder obtener una media en todo el mundo de seis, ya que evidentemente la cadena con un abuelo de Madagascar será un tanto más larga. Por esta razón tres, o incluso dos eslabones sería un valor realista. Por otro lado, para poder comprobar esta teoría de manera efectiva se necesita la participación de todo el mundo en la búsqueda, cosa que claramente no ha sucedido. Me cuesta mucho imaginar que más de el 10% de mis contactos hayan reenviado el email. Me atrevo por ello a suponer que puede existir una cadena todavía más corta que nos una, pero en la cual alguno de los eslabones simplemente no ha tenido tiempo, ganas o internet para colaborar.

A consecuencia de todo lo anterior el resultado, si bien con un valor científico prácticamente nulo, no hace sino ratificar la teoría.

Me gustaría agradecer a todas las personas que se han tomado la molestia de ayudarme en la búsqueda. Evidentemente a Unai, Alejandro y Raúl, pero también a mi amigo el señor Brubaker, el cual
hizo eco de esta búsqueda en su blog.

Por cierto, ¿se dice "hizo eco" o "se hizo eco"?

- Aquí estoy yo buscando a Cris cuando todavía era negro -


Ahora amigo Neosflames te toca comprobar lo de las seis canicas de separación, jeje.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Las canicas


Siempre he sido un gran amante de los deportes. Ya he relatado aquí sendas experiencias en el ajedrez y el polo sobre elefantes, pero tal y como podréis adivinar he triunfado también en otras disciplinas. No voy a escribir (al menos todavía) la historia de la medalla de oro en Atlanta porque me ganaría la envidia de unos cuantos, pero sí me gustaría al menos compartir mis más o menos verídicos momentos de gloria jugando a las canicas.

He aquí una posible conversación surgida del párrafo anterior:

Lector de Vivencias Varias - Pero extraño, las canicas no son deporte.

El Extraño Desconocido - ¿En serio?

LVV - Pues claro, gilipollas. ¿De dónde te sacas esa afirmación?

EED - Primero, no me llames gilipollas a no ser que tengas pruebas para demostrarlo, las cuales por otra parte no deberían ser difíciles de conseguir.

Segundo, resulta que en Wikipedia se puede leer que personas de la talla de Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Albert Einstein o
Alaska han defendido a ultranza que las canicas son una forma de deporte. En el caso de Alaska, ella afirmó incluso que las canicas deberían ser consideradas como una combinación de fútbol y balonmano llevada al extremo (qué extremo, prefiero no decirlo).

Tercero, jugando a las canicas se puede apostar (normalmente te apuestas las mismas canicas), lo cual corrobora sin duda que se ha de tratar de una forma de deporte.


Cuarto,
este es mi blog y escribo lo que quiero.

Quinto, cualquier enumeración de más de tres razones proporciona un alto grado de credibilidad.


- Fin de la conversación -

Llegado este punto posiblemente el lector quedara convencido de mi superioridad dialéctica y me ofreciera todo lo que lleva en el monedero con la condición de que no continuase humillándole. Eso, o puede que me soltase un tortazo, bastante merecido por cierto.


Casi siempre jugaba con una canica redonda color tierra. Se llamaba Lacanicadelamuerte. Solía usar Lacanicadelamuerte porque se camuflaba con el color de la tierra y porque era muy fea, de manera que no me importaba golpearla con todas mis fuerzas e incluso romperla arrancándole trocitos hasta dejarla casi cuadrada.

Mi mayor logro como jugador de canicas o, como se nos conoce en el mundillo, "canicuco" fue ganarle al tío más macarra del colegio dos de esas canicas gigantes de las que dentro se ve el universo, razón por la que dos semanas más tarde tuve que "regalarle" unas zapatillas Nike, según él para así paliar los daños emocionales ocasionados por mi osadía. Semanas más tarde cambié mi nombre por el de Canicuco Primero, seguramente poco después de haber esnifado pegamento accidentalmente mientras construía uno de esos modelos de portaaviones que se compraban por fascículos. Dos días más tarde y después de un par de razones bien dadas por mis padres, volví a cambiarme el nombre por el de El creíble Hulk.

Otros de los logros fueron permanecer imbatido un total de tres partidas no necesariamente consecutivas y ser la primera persona en el mundo en romperse una pierna practicando aquel no tan seguro deporte.
Aproveché el tiempo de rehabilitación después de la operación necesaria para reflexionar sobre lo ocurrido, y dediqué los dos años siguientes a dar nombre a los planetas que se veían dentro de las canicas. Cuando comprendí la inutilidad de aquello, me enfadó haber tirado todo ese tiempo de mi juventud a la basura, por lo que al año siguiente decidí matricularme dos cursos por debajo del que me correspondía y así recuperar los dos años perdidos.

Fue así como acabó mi obsesión por las canicas. ¿Os apetece quedar un día para echar una partidita?

Nota extra: He puesto más fotos esta vez a petición de Pat, aunque personalmente encuentro una pérdida de bytes el insertar tres fotos de canicas en un post tan inútil como éste.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Máscaras

Ahí va el texto prometido de mi corresponsal y podría decirse que amigo en Tetuán. Muchas gracias desde aquí por su colaboración.


Si Lo que no mata engorda y Lo que no mata te hace más fuerte, ¿engordar te hace más fuerte?

La respuesta es rápida: Sí. Razonando un poco:

Sí, porque el refranero es ampliamente manejado y aceptado en la sociedad. Dime con quién andas…

Sí, porque un mayor peso (da igual que sea en forma de lípidos) supone una mayor masa y la fuerza se calcula multiplicando la masa por la aceleración. Sonrisa.

Sirva el ejemplo anterior como muestra de manipulación y de razonamiento del absurdo. Lamentablemente cada día son(mos) más las personas que hacemos razonamientos similares y nos quedamos a la espera del reconocimiento social, del aplauso, de la aceptación, cuando lo que deberíamos esperar es una paliza, bien ganada, en forma de golpes medidos (léase golpes sociales).

Asistimos sin posibilidad de golpear a declaraciones similares por todos aquellos en disposición de declarar algo: políticos, futbolísticas, famosos, amigos, familiares. Cualquier discusión deberá enfrentarse con la/su lógica, y ahí es donde no hay posibilidad de vencer.

Sin embargo, ante lógicas aplastantes son las máscaras las que se caen y dejan poner en duda hasta los razonamientos más apurados.

Son las máscaras que llevamos puestas en cada momento para parecer políticos, futbolistas o amigos. Porque son distintas según la situación, y en caso de necesitar combinaciones varias las combinaciones son flexibles: político-amigo o famoso-familiar. Son además cómodas y desechables, oiga.

Los razonamientos absurdos sustituyen a los lógicos, de igual forma que muchos adelantos de la sociedad no constituyen otra cosa que sustitutos de la capacidad de las personas para analizar, pensar, juzgar, decidir. Ahí van varios ejemplos:

Hemos sustituido las charlas en tren/autobús por llamadas telefónicas, así, en vez de hablar con el vecino de turno sobre cualquier cosa (a veces interesante) hablamos con nuestros amigos, a coste definido. Decir ¿Gustas? con un bocadillo de tortilla en la mano a una moza puede llevarte hoy a la cárcel.

Cuando viajamos ya no llegamos al pueblo y preguntamos por el bar, o el campo de fútbol. Desde el kilómetro 0 un Posicionador Global nos dice hacia dónde hemos de ir, incluso por carreteras en obras, o calles cortadas. Ahí volvemos al modo humano, con la posibilidad incluso de preguntar a algún nativo.

Los reproductores de música nos permiten evitar conversaciones en trenes/autobuses y poder escuchar a Juan Luis Guerra aún si llegara a haber navajazos o emergencia nuclear.

Compramos comida prefabricada y al amparo de varios E-XXX, así tenemos más tiempo para gastar en cosas importantes (aquí no voy a mencionar la tele). En este caso la moza del tren/autobús sí que debería poder llevarnos a la cárcel ante un eventual ¿Gustas?

Todo es de usar y tirar, desde la ropa a cualquier electrodoméstico. Sin embargo, lo son especialmente móviles, relojes, coches que se convierten en una máscara nuestra más, haciendo parecer lo que quizá somos o queremos ser. O compramos ser.

El tiempo ya tiene precio, señora, poco a poco la capacidad para pensar, analizar, juzgar, también.
Otros objetos valiosos serán en el futuro el agua (lo empieza a ser), el aire, la imagen, el sueño. Y no faltará quien saque su pingüe beneficio de ello. En un e-market de dentro de unos años podremos comprar 8 horas de sueño sin ruidos y en atmósfera enriquecida de helio. O aire del Cantábrico, con su denominación de origen certificada.

Leía en la contraportada de una libro hace poco que la sociedad ha pasado de la esclavitud de la producción (casi) a la esclavitud del consumo. Razón no le faltaba. No compré el libro y no pude leer más.

En mi humilde y comedida opinión, al señor del anuncio que dice Yo no soy tonto, Juan Luis Guerra, por decir alguien, debería darle un par de golpes sociales con un bate de béisbol (madera o metal, da igual).