lunes, 30 de julio de 2012

Alegoría de la caverna



De nuevo un extracto de La República, escrita por Platón rondando el año 400 antes de Cristo. La alegoría viene a explicar el rechazo de aquella época hacia los filósofos, argumentando que el saber no puede ser apreciado en una sociedad ignorante. Aquí os lo dejo.

–Y a continuación –seguí– compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.


–Ya lo veo –dijo.


–Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.



viernes, 27 de julio de 2012

La verdadera historia de los días moscosos

Cuántas veces habré escuchado esa palabra en mi infancia cuando hacía alguna trastada. Pero no ha sido hasta hace bien poco, tras tantos y tantos años de aventuras y sexo descontrolado, cuando por fin he comprendido lo que significa. Esta es la historia de los días moscosos.

Corría el año 1983 y hacía poco tiempo que España había sido salvada de la destrucción masiva que planeaba el Doctor Franco con sus bombas racimo de uvas durante las campanadas de fin de año. Naranjito lo había vuelto a lograr y, en el último momento, había logrado bloquear los planes del Doctor Franco a base de zumo social natural y le había encerrado en un invernadero murciano con las ventanas cerradas.

Sin embargo, a pesar del triunfo del bien, las consecuencias de aquella dura batalla se habían hecho notar. Debido a un acuerdo entre Naranjito y el gobierno, éste último debía dedicar “dinero a mansalva” a la creación de nuevos invernaderos en el sur de España, aprovechando el sol imperante en la región. La escasez de agua se solucionaría construyendo en pendiente para que la misma fluyese de norte a sur y no al revés. Y a una mala, trasvase.





Debido a la creación de “dinero a mansalva” utilizado para la construcción de nuevos invernaderos había surgido una tremenda inflación galopante, la cual se dedicaba básicamente a tocar los cojones por lo bajinis (expresión que por ciertoreconoce la RAE), es decir, sin que te enterases.


martes, 24 de julio de 2012

Un extraño líquido verde


Era el año 2006 y vivía en un piso compartido junto con cinco chicas. El verano se acercaba sigilosamente como lo suele hacer en Alemania, esperando agazapado para aparecer de golpe en algún momento entre junio y julio.

Había observado aquella olla durante una semana, inmóvil al lado de la vitrocerámica y cerrada con su tapa esperando a que su dueña se ocupase de ella. Decidí preguntar a mis compañeras de quién era la olla, pero nadie quiso hacerse responsable de la misma. De dar crédito a sus declaraciones, la olla había aparecido milagrosamente en la cocina en algún momento en la noche del miércoles al jueves anterior.

Viendo que nadie se mostraba dispuesto a hacerse cargo de la cacerola decidí recogerla decidí adueñarme de ella por el módico precio de limpiarla en el caso de que estuviese sucia.

De nuevo en la cocina, destapé la olla de golpe. Una suerte de nube de diminutos insectos salió de la misma inmediatamente y escapó por la ventana que por suerte estaba abierta, mientras un olor putrefacto se apoderaba de la habitación produciéndome unas harcadas que a duras penas pude contener. El inmenso asco que me produjo aquella situación me impulsó a deshacerme lo antes posible de la olla que había vuelto a tapar, pero esa macabra curiosidad tan propia del ser humano superó incluso dicho impulso y me animó a descubrir lo que había en la olla.

Así pues, cubriendo nariz y boca con un trapo de cocina volví a destaparla, esta vez más lentamente. Cuando acabé de hacerlo y comprobé que no quedaba insecto alguno en la olla, me asomé a su interior. Allí, un líquido verdoso que antes debía haber sido una sopa burbujeaba lentamente.

viernes, 20 de julio de 2012

Depende de la perspectiva


Algunos afortunados cobran sueldos millonarios, viven en chalets de lujo, conducen deportivos, visten ropa cara, llevan anillos y cadenas de oro, comen langostas y caviar y beben champán a diario. Estos empresarios, políticos, banqueros, futbolistas, actores, músicos... viven una vida de derroche que es la envidia de cualquiera.

Mientras tanto, el pequeño empresario ha tenido que vender su barquito en la playa porque cada vez tiene más problemas para pagar las facturas. Ha despedido a tres de sus empleados durante el último año y su negocio apenas sigue produciendo ganancias. Lo justo para pagar el adosado, el colegio privado de su hija y el seguro médico. Las vacaciones probablemente no vuelvan a ser tan ostentosas como hace cuatro años.

Mientras tanto, la clase media ha perdido gran parte de su capacidad adquisitiva. Debido a subidas de impuestos y reducción de salarios, cada vez es más difícil tener el último móvil, un buen coche o permitirse una nueva televisión y unas ostentosas vacaciones.

Mientras tanto, mucha gente cada vez tiene más problemas para llegar a fin de mes. Familias con todos o casi todos sus miembros en el paro que viven gracias a las ayudas del Estado. Sobreviven con lo mínimo: un coche viejo que ya no pueden reparar, ropa de mala calidad comprada de oferta, un móvil con la pantalla rayada. Tienen que hacer cuentas para salir una vez al mes a cenar y tomar una cerveza y ya no se pueden permitir comer un solomillo como solían hacerlo los fines de semana.

Mientras tanto, algunas familias ya han perdido su casa. Llevaban demasiado tiempo sin poder pagar el piso y no han logrado evitar el desahucio. Se tienen que cobijar en las casas de sus parientes más cercanos y añoran los tiempos de la burbuja.

Mientras tanto, algunas personas desafortunadas viven en la calle gracias a la limosna de los transehúntes y las ayudas de organizaciones como la Cruz Roja.

Mientras tanto, millones de personas viven en condiciones mucho más precarias que los anteriores, esclavizados por multinacionales de manera más o menos directa para poder alimentar el hambre de consumo que todavía perdura en occidente.

Mientras tanto, millones de personas siguen ignorando todo lo anterior y muriendo en África por inanición creyendo que no existe una alternativa.

lunes, 16 de julio de 2012

Nutrición en Alemania


Me consta que muchos españoles están planteándose emigrar a Alemania por culpa de la que están liando Zapatero, Rajoy, Urdangarín, Rato y compañía. Para todos los que se acaben decidiendo a llevar una vida de amargura lejos de la familia y el clima tropical de la península he aquí un post dedicado a la alimentación teutona para facilitarles la integración en su nuevo hogar.

Comida

En Alemania se come mal, para qué nos vamos a engañar. A mí me gusta el pescado, pero tras ocho años viviendo aquí he visto un total de ocho peces y todos estaban vivos en el lago de algún jardín. Bueno, uno apenas se movía así que no estoy muy seguro. Pero los otros siete seguro que vivían. El marisco ni siquiera me acuerdo de lo que es.

La comida básica aquí son las patatas y la carne de cerdo. A eso se le suele añadir una salsa con harina para hacerla más densa y asunto finiquitado. Bueno, hay diferentes maneras de preparar la carne, diferentes salsas, también tienen algo de verdura y a veces cuecen arroz, pero básicamente vas a comer patatas y carne de cerdo. Todo lo demás serán más bien extrañas coincidencias.

Lo anterior es válido por supuesto si vas a vivir con una familia alemana o si comes en el comedor del trabajo y/o universidad. Si vas a comprar al supermercado podrás encontrar también otras cosas como filete de cerdo congelado o ensalada de patatas.

sábado, 14 de julio de 2012

El amigo que preguntaba demasiado


- ¿Has visto el nuevo cochazo de Arturo?
- No, no lo he visto. ¿De qué coche se trata?
- Pues un nuevo BMW. Es un pedazo de descapotable, una pasada. Joder, tiene una suerte que lo flipas este Arturito.
- ¿Tú crees? ¿Por qué?
- Hombre, tiene un trabajo de puta madre con el que se puede permitir vivir en el chalet que vive, comprarse un nuevo cochazo de vez en cuando y todo tipo de lujos. La próxima vez que lo veas fíjate en el peluco que lleva el colega. Tela marinera.
- Ah, ¿sí? ¿En qué trabaja?
- Pues no lo sé, pero supongo que cobra un dineral.
- Ya, pero no sabes en qué trabaja, dónde, ni cuántas horas.
- No.
- Pero su trabajo te parece de puta madre.
- Joder, tío, no sé, pero la historia es que se puede permitir un cochazo como el que se ha comprado.
- Ya veo. Oye, ¿y tú qué coche tienes?

miércoles, 11 de julio de 2012

Cuando estuve a punto de morir por culpa de una oferta


Era una mañana de invierno en Zaragoza. Hacía un frío de cojones. Como siempre, no tenía nada mejor que hacer, así que decidí bajar la basura que se acumulaba desde el desayuno hacía media hora y comprobar si había alguna nueva carta en el buzón.

No encontré ninguna carta, pero sí una propaganda de El Corte Inglés a pesar de haber pegado un cartel en mi buzón que decía "propaganda no, gracias". Saqué mi libreta del bolsillo de la camisa y apunté que le propinaría una paliza al repartidor de propaganda cuando lo viera. Como acababa de sacar la basura, subí la propaganda a casa y la dejé en la mesa del salón.

Fue un rato más tarde cuando volví a reparar en aquel documento mientras veía la televisión. Como había publicidad y mi palo para cambiar de canal manualmente desde el sofá estaba roto, observé el folleto. Una enorme televisión LCD ocupaba la portada del mismo y tenía un coste reducido de tan sólo 1.555 euros, una ganga para aquellos tiempos. Tenía ahorrado un dinerillo debajo del salón procedente de unos negocios turbulentos que algún día relataré, así que cogí el maletín con el dinero, lo até a mi muñeca con una esposa y tomé ambos y un autobús hacia el centro. Una vez en El Corte Inglés pude ver esa misma televisión, pero al precio de 1.750 euros. Indignado, busqué a una dependienta que estuviese buena y le pregunté.


sábado, 7 de julio de 2012

El mito de Er


La República es un libro escrito por Platón entre los años 395 y 370 antes de Cristo. Siendo Platón discípulo de Sócrates, construye el libro como una conversación entre este último y otros tantos filósofos griegos de la época, conversación en la que Sócrates presenta ideas sobre la justicia, la formación de un estado ideal, la filosofía en sí, las formas de gobierno, el bien y el mal e incluso sobre la vida después de la muerte.

Dada la densidad de argumentos y una lógica a veces enrevesada, su lectura me ha resultado un tanto difícil pero muy interesante por contener algunas ideas todavía muy actuales. En los próximos días postearé algunos extractos que me han parecido dignos de mención, empezando ahora mismo por el final del libro: La fábula de Er. Dicha fábula trata la vida después de la muerte y el castigo que sufren las personas inmorales en algo similar a un infierno, para luego reencarnarse y comenzar una nueva vida. Una idea que ha pasado a formar parte de la mayor parte de las religiones existentes. Además el texto contiene la explicación del universo de por aquel entonces (he marcado esta parte en cursiva, y te la puedes saltar si no te interesa).

Por cierto, en el libro es Sócrates el que habla y le cuenta a Glaucón el susodicho mito. Comencemos, pues. 



miércoles, 4 de julio de 2012

Lecciones de gogó



Corría el año 2000. Por aquel entonces las acciones no paraban de subir y pretendía invertir en un valor de futuro como lo era Terra, pero necesitaba algo de dinero para empezar a especular ya que después de varios negocios fallidos me había quedado sin un duro. Tras analizar los pros y los contras de intentar seguir cobrando la pensión de mi bisabuelo fallecido hace veinte años, decidí descartar aquella opción e ir a lo seguro: ganarme la vida como gogó. Con mi cuerpazo no sería difícil ganar lo suficiente como para llevar una vida de excesos y que me sobrase dinero para especular y forrarme con las acciones de Terra.
 
Busqué en las páginas amarillas los datos de un gogó de mi ciudad y le esperé en la puerta de su casa.