miércoles, 21 de mayo de 2008

Los gatos hablan (I)

Hay todo tipo de estudios que demuestran cualquier teoría imaginable. Hace un par de días sin ir más lejos me quedé cerca (sir ir más lejos me quedé cerca, jejeje.... ejem!) para leer cómo un matemático estadounidense y/o jamaicano había realizado un estudio sobre si era mejor esperar el bus o ir andando a los sitios. Nuestro intrépido matemático creó una serie de ecuaciones en las que, dependiendo de la frecuencia de los autobuses, la distancia al objetivo, la hora del día, la velocidad al caminar y la del bus, etc. se podía deducir “fácilmente” si convenía más en cada momento ir andando a un sitio o coger el autobús. Por último introdujo valores medios en la ecuación y obtuvo que como media es mejor ir siempre andando y no esperar al bus.
Pero este estudio, que merece un post aparte, no es el tema de hoy. Simplemente al leer aquello pensé que, si se puede hacer un estudio sobre cualquier cosa, entonces era casi mi obligación hacer un estudio completamente nuevo: mi primer paso hacia el premio nobel de algo y con ello hacia la conquista del mundo, mi objetivo real. Después de descartar tanto el cálculo del peso de una cagada en función del número de días de carga como la determinación de la probabilidad exacta que hay de poder calcular exactamente una probabilidad por el método de ensayo y error, decidí que mi objetivo sería demostrar que la comunicación con los animales es posible y de hecho totalmente común.
Me puse pues manos a la obra y fijé como fin de mi estudio descubrir la orientación política de mi gata; había que empezar con algo fácil. Lo primero que pensé es que nunca le había dirigido la palabra. Sí, mi novia intentaba hablar con ella constantemente y la gata no le contestaba, pero la razón podría ser que simplemente mi novia le caía mal. Quizás mi gata estuviese incluso deseosa de que yo le hablase.
Me dirigí hacia ella. Estaba sentada en el borde de la ventana y se lamía la pata delantera como si supiera a chocolate. Le dije, imaginando que mi frase algún día se podría leer en los libros de historia:
- Hey, esta frase quizá algún día se pueda leer en los libros de historia, ¿qué te parece?
Ella siguió lamiendo su pata de fresa y tan solo contestó:
- Miau!
Fue entonces cuando, como en un shock de realidad, descubrí algo que hasta aquel entonces había ignorado: los gatos pueden entender a los humanos. Sentí cómo de repente entendía todo, fue como cuando ves el final de El club de la lucha por primera vez. Claro, no es que los gatos no nos entiendan, ¡somos los humanos quienes no entendemos a los gatos!. Esa revelación había dado un giro radical en mis investigaciones; ahora únicamente tenía que encontrar la manera de comprender lo que mi gata quería transmitirme.

Todo el proceso de estudio y sus increíbles resultados en el siguiente (o puede que al otro, o dentro de dos) post.

Actualización: continúa aquí

4 comentarios:

Brubaker dijo...

Muy bueno lo de: sin ir tan lejos, es la típica chorrada que te ríes de lo malo y a la par graciosa que es, no se si será tuya o lo has plagiado a alguien.
A ver si alguien más se anima a comentarte porque siempre comentamos los mismos.

Yowa dijo...

uhmm ya conozco a unos cuantos que queremos dominar el mundo... al final solo quedará uno, puede que si te logras comunicar con los gatos, ese fin te sea más fácil que a los demás

El extraño desconocido dijo...

Dominar el mundo es el objetivo último de cualquier persona con la cabeza en condiciones. Lo único que me frena es el saber que, si algún día llegase a conquistar el mundo, mi vida dejaría de tener sentido.

Muzzy dijo...

Hay quienes no entienden ni a las personas, que oyen una cosa, lo transforman a su manera y entienden lo contrario, jeje.
Habría que hacer una investigación también sobre eso.