viernes, 29 de agosto de 2008

El corresponsal de Tetuán

Estas dos últimas semanas estuve de vacaciones en extraños y desconocidos lugares, tal y como a mí me gusta.

Una parada de paso en mis aventuras estivales era Madrid y allí, en un barrio cuyo nombre me recuerda a mi buena amiga Pamela Anderson, a saber, el barrio de Tetuán, conocí a lo que en un principio me pareció ser un arbusto de esos que se plantan en las calles para que las alegren un poco. Cuando me acerqué descubrí que se trataba de un hombre, si es que se le podía llamar así. Se podría decir que era una especie de hombre-arbusto, supongo.

- Llevo mucho tiempo esperándote -me dijo-.

- Creo que se confunde de arbusto, quiero decir, de persona -contesté yo-.

- Te confundes, extraño desconocido. Sé quién eres y que estás aquí de paso. Por eso no tenemos mucho tiempo.

El arbusto-persona se encontraba sentado al lado derecho de la acera izquierda de una de las avenidas menos bienavenidas del mencionado barrio. Las descripciones nunca fueron lo mío. Tenía un largo bigote rizado en forma de espiral con ayuda de lo que espero fuese gomina y adornaba su cabeza con una vieja gorra de Zumosol. Mientras hablaba conmigo no dejaba de mirar una y otra vez a los lados inquietamente mientras se cobijaba en una gabardina color beige (yo antes a ese color le llamaba marrón, pero cuando aprendí diseño de moda empecé a llamar a los colores por su nombre, qué pasa). Era algo así:

Quizás sea oportuno aclarar que la foto es únicamente de la gabardina, no del hombre. Dijo que deseaba no ser desconocido, motivo por el cual tuvimos que entrar en el Corte Inglés, desnudar a un maniquí, vestirlo con la gabardina, hacerle la foto, robar una tableta de chocolate y finalmente escapar corriendo de la obesa de seguridad que nos perseguía.

Una vez estábamos otra vez a salvo, el hombre-arbusto me dijo:

- Llevo vigilándote desde hace un tiempo, en concreto dos horas antes de conocernos. Tengo algo muy valioso y ahora estoy seguro de que eres la persona adecuada para recibirlo.

Sacó de debajo de su gorra una hoja de papel y la dejó sospechosamente en mi mano simulando que me saludaba.

- Es un texto escrito por mí hace un año y medio, el último día hasta ahora en que no fumé marihuana. Ellos me vigilan para que no lo publique, aunque no sé por qué. Por favor cuélgalo en tu blog para que el mundo pueda apreciarlo antes de que acabe usando ese papel por error para hacerme un porro y el texto se pierda para siempre.

Mi mano se encontraba ya en el bolsillo derecho del pantalón, lugar en el que siempre guardo mi pistola láser "pa por si acaso". Sin embargo, de repente tuve la sensación de que aquel hombre, aunque raro y feo casi como yo, tenía algo interesante que contar. Guardé el papel (el del texto, no el de fumar) en el bolsillo izquierdo de mi pantalón para poderlo distinguir de la pistola láser y le di las gracias.

Le anoté mi dirección de email en un ladrillo para que no se lo pudiera fumar y le dije que publicaría sus textos cada vez que él me los mandase, con la condición de que fueran menos de muchos al año y que se lavase los dientes más a menudo. Insistió en acompañarme a la parada de autobús más cercana y yo acepté, no sin antes aclararle, para evitar malentendidos, que no estaba interesado sexualmente en él.

El papel lo usé más tarde involuntariamente para limpiarme la cara después de comer una hamburguesa, razón por la cual publicaré el ensayo la semana que viene, en cuanto consiga leer lo que hay bajo las manchas de ketchup.

9 comentarios:

Lena yau dijo...

JAJAJAJA

Muy bien.

Estaré pendiente para ver que scribe Don Arbusto.

Cariños, Stranger!

El extraño desconocido dijo...

Está interesante lo que he podido leer hasta ahora debajo del ketchup, jeje.

Cariñicos a ti también :-D

Luq+uVe: dijo...

Muy mal hecho Extraño, ¿acaso nunca te dijeron tus padres que no aceptaras nada de desconocidos?
Nos extraña este comportamiento tuyo tan extraño, Extraño Desconocido.

Por cierto las manchas de cátsup se quitan con mayonesa y moztaza y con lechuguiiiita y tomatiiiiito y... ñam, ñam, slurp, bueno quizas no salga la mancha pero te puedes papear el papel.

Saludorium en grageas 125 mg

Trenzas dijo...

No solo eres un extraño desconocido sino una rara avis en esto del humor :)
Me ha encantado el cuidado al guardar el texto en el bolsillo contrario al de la pistola para no confundirlos. Hiciste bien porque el parecido ha de ser enorme y no habría quedado aparente limpiarte el ketchup de la barbilla con un arma.
Puedo imaginarme las caras de terror de los demás comensales :)
Y luego que la pistolo podría oxidarse y eso...
En fin, que me he partido de risa, ea.
Un abrazo arborícola.

30 de agosto de 2008 22:43

(Esto de que tengas los comentarios al revés que todo el mendo me ha descolocado. Borro abajo y dejo aquí :))

Chica del Tren dijo...

buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

El extraño desconocido dijo...

Luq+uve! otra vez por aquí! Vuestros comentarios no tienen desperdicio, eh? jajaja

Trenzas: es que soy un tipo organizado. No te fíes nunca de tu sentido del tacto; podrías darle a tu madre un condón en lugar de un sobre de frenadol! Por eso hay que tener siempre control sobre sus bolsillos. La pistola siempre en el lado derecho... o era el izquierdo? bueno, da igual, eso. Lo de los comentarios lo voy a intentar cambiar.

Chica del tren: Un placer volver a verte por aquí, pero... Whaaat?

Anónimo dijo...

Me encantan las historias que "te pasan". Me he reido un montón, sigue asi.

CriS dijo...

ja ja ja acaso era tu conciencia la que te pidió una gabardina, un traje en forma de arbusto y se dispuso a hacerte recordar? a hacerte compartir algún maravilloso secreto de esos que queman dentro de uno? ummm voy a ver qué es lo que te ofreció de tu pasado y que has colgado siguiendo sus indicaciones....

JuanRa Diablo dijo...

Ni por asomo hubiera imaginado que en el barrio de Tetuán sucedieran cosas tan interesantes!!

Lo que menos me ha gustado es la foto y el robo de la tableta de chocolate. Una cosa es que seas un extraño y sospechoso desconocido y otra que te mole el delincuentismo :D

Ahora doy un salto en el tiempo y vuelvo al futuro para leer Chinchetas, a ver si saltó el ketchup del papel...

Un saludo "Delin"