martes, 14 de febrero de 2012

Hugo Cabret

El sábado fui a cenar a un restaurante mejicano con mi novia. Sí, aunque parezca mentira se puede escribir un blog y tener novia. No somos muchos los que lo conseguimos, eso es cierto, pero algunos elegidos logramos compaginar una vida real y una vida virtual sin acabar presos de Facebook o World of Warcraft. De todos modos ese no es el tema. En el restaurante comimos un plato de tortillas (eso parecido a crêpes enrolladas (eso parecido a kebabs (eso parecido a rollitos de primavera pero más grandes y sin freír))). Pagamos por la comida y un par de cervezas 27 euros.
 
El domingo decidimos ir al cine a ver la película de Hugo Cabret. Sin mayor información que el nombre del director, la vaga idea de haber escuchado una recomendación en algún lugar y la imagen del póster, entramos en el cine ilusionados con vivir una nueva aventura en 3D.

- Dos entradas para Hugo Cabret, por favor.
 
- Mira el monitor: las butacas azules son las libres. Os recomiendo un asiento no muy alejado de la pantalla porque así el efecto 3D es más espectacular.
 
- No lo creo, de hecho, he estudiado la impresión del efecto 3D dependiendo de la distancia a la pantalla, deduciendo justamente lo contrario.
 
- Mande?
 
- Que queremos estos dos asientos en la penúltima fila. - contesté.  
- Bueno, usted sabrá. Ala, pues son 25,80 euros.
Cinco segundos de silencio para asimilar el precio. Logré contener mi cara de disgusto gracias a tantas y tantas noches jugando a póker y pagué las entradas sin comentar nada al respecto. Entramos al cine.
 
- Compramos palomitas? - preguntó mi novia.
 
- Claro, cariño.
 

Bolsa mediana de palomitas y cocacola de medio litro: 7,80 euros. Total: 33,60 euros.

Alquilar una película me cuesta un euro durante cuatro horas y dos euros para un día entero. Las palomitas de microondas unos 60 céntimos y un litro de cocacola algo así como un euro. Seguro que volveré al cine, pero a ese precio tardarán un tiempo en volver a verme por ahí.

¿La película? Ah, sí, la película es una maravilla. Una historia entrañable ambientada en el París de los años treinta adornada con la más moderna utilización del 3D, sin efectos especiales pero con unos travellings de cámara que te sumergen en la época y la historia de una manera única y básicamente te dejan acojonado. Para mí desde luego una experiencia al nivel de lo que fueron Avatar o mi primera eyaculación.

2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Para que luego digan que los hombres no sabemos hacer dos cosas al mismo tiempo: tener blog y novia a la vez lo demuestran.

Y sí, hijo, sí, los precios de cines y palomitas son el antiplacer.
Un gatillazo sensorial en 3D. :P

Yopopolin dijo...

jajaja, ¡qué ganas tengo de ver 'Hugo'!! Pero no será en el cine, my friend... xD