Empezamos entonces de nuevo:
Recuerdo con cariño aquel invierno. Poco tiempo después de vender mi multinacional al señor Armando Frigopié había decidido regresar a Zaragoza y utilizar las ganancias para un proyecto secreto llamado “máquinas expendedoras de mandarinas El extraño desconocido”.
Por desgracia, debido a un viaje complicado desde Hawaii cuando llegué a España era perseguido por dos mafias internacionales no italianas. Este viaje espero poder narrarlo un día de estos cuando ya no esté en la lista negra de sendas organizaciones. Me encanta la expresión un día de estos porque queda bien y no te compromete a nada.
Tuve que comprar un sombrero de copa y un monóculo para no ser reconocido por los mafiosos y así pude llegar sin problemas a Zaragoza usando un carro tirado por tres caballos y un perro. Una vez en mi ciudad natal mi abuela me pellizcó las mejillas agresivamente logrando que añorase a esos mafiosos que con total seguridad me hubiesen torturado de manera menos dolorosa. Lo que son las cosas.
- Asadas están de vicio -
Una vez recompuesto visité el centro de la ciudad en un día de frío invernal de esos que solamente hay en Zaragoza y casi todo el resto de ciudades del mundo con clima mediterráneo continental semidesértico. Allí me sorprendió un agradable olor, semejante al de castañas asadas. Siguiendo aquel hipnotizante aroma me sentí como el protagonista de "El perfume". Cuando llegué a su origen descubrí un pequeño tenderete tras el cual una entrañable señora cubierta casi por completo para protegerse del frío asaba castañas. A veces las cosas simplemente son lo que parecen, pensé. Me imaginé a mí mismo en un puesto similar en el Paseo de la Independencia, irónicamente dependiente de los paseantes, esperando diez horas al día a que aquel olor le abriese el apetito a algún pasante, con mi propia esperanza como única fuente de vitalidad.
Quedé inmóvil mientras esos pensamientos daban vueltas en mi cabeza hasta que aquella señora alzó la vista y, mirándome a los ojos, me ofreció unas castañas. Noté un ligero escalofrío, de esos que se sienten cuando se pierde por un momento la superficialidad de nuestra sociedad y se vuelve a tener esperanza en la humanidad; difícil de explicar. Aunque insistí tal y como mi madre me enseñó, ella no quiso nada a cambio de aquella docena de castañas. Ni siquiera un autógrafo.
Me alejé de aquel lugar flotando a un palmo del suelo, sintiendo que aquellas castañas estaban alimentando mi alma.
En fin, es una pena que el espíritu de la navidad caduque el siete de Enero.
11 comentarios:
Qué bueno eres... Qué bueno eres...(no es que me repita, es que se refieren a aspectos diferentes del sujeto objeto del reconocimiento). Yo de ti montaba una cadena de churrerías que sirviesen sólo helado de castaña.
Tus entradas raras, absurdas y extravagantes me encantan :)
Yo también adoro la expresión "un día de estos"... es estupendamente versátil.
Un beso
Muchas gracias por los piropos, Perplejo! Aunque has olvidado mencionar que también ESTOY bueno, además de serlo. Lo del helado de castañas (asadas, por supuesto) es una buena idea, pero la máquina expendedora de mandarinas tiene prioridad por ahora. Por cierto, dos semanas consecutivas en el primer puesto de los comentarios!
María, gracias por los insultos (extravagante, raro y absurdo). Es curioso como esos adjetivos negativos se pueden volver positivos dependiendo del contexto... enga, va, voy a dejar de dármelas de listo! Besos para ti también.
ja ja ja Ay Extraño... qué rico post... estoy llena de sensaciones... ummmm entre el sabor, el olor y lo calentito de las castañas... lo fresquito de las mandarinas... y su color!!
Y porqué duran tan poco ambas cosas? Y no me vale eso de: lo bueno si breve dos veces bueno.. No, no.. de lo bueno, a puñados, como las castañas...
La próxima vez que te de... a ver si un día de estos... cae por aquí una castañita..
BESOS extraños
(he sido yo la que ha eliminado el anterior coment.. cosas mias..)
Lo que tienes que inventar es una máquina de vender castañas en cualquier formato, pero que no engorden ni estén descastañadas; esto último las deja con un sabor de pena.
Por cierto que "descastañar" es un verbo de mi invención, así que ni se te ocurra pedir la propiedad intelectual del mismo.
¿Tú ya llevas puesto el espíritu navideño? :)
En el post de más abajito, te he dejado un coment y mis excusas.
Prometo hacer efectivo ese pagaré.
:)
Un abrazo de casi invierno.
Hola Crisita!
se nota que estabas llena de sensaciones al escribir el comentario, porque no me he enterado de ná, jeje. :-P. Un beso desconocido y con cuatro grados de separación para ti.
Trenzas, cuanto tiempo!
Descastañar lo registré yo hace tiempo junto con otras palabras como "enverdeoscurecer" o "retrospectivando". El espíritu me lo suelo poner para el 24 de diciembre. Un año me lo puse en abril y acabé con una deuda de quincemil euros en la tarjeta de crédito de tanto hacer regalos.
Por lo demás, te tomo la palabra.
Una extraña desconocida que me hablaba de grados, de risas y castañas me dijo: ¿no te olvidarás de volar hasta aquí no? Y entonces, con otro nombre y otra silueta, volé y aquí caí, de nuevo... ;) Sigo siendo yo...
En China las castañas se preparan en una especie de marmita de gran tamaño en dónde (una vez peladas) se cuecen con un líquido muy dulce, similar a un sirope.
Se va dando vueltas y vueltas en plan "hormigonera" para que la mezcla no solidifique o se queme (imagino que será por alguno de esos motivos).
Una vez están en su punto, se separan las castañas del sirope, que han adquirido un aspecto muy brillante.
Ya están listas para comer, así que vas al puesto, pagas y te las llevas. Ni te tiznas las manos, ni te las quemas, ni se te quedan las uñas negras.
P.D: Sigo leyendo tu blog, pero aproximadamente una vez al mes. Lo cierto es que apenas tengo tiempo.
:-(
He estado de vacaciones unos dias, pero estabas en mi lista de pendientes del twiteo...
Me gusta tu estilo, lo que no se... es veridico todo lo que escribes??
Sea como fuere me gusta lo que leo... un saludo desde Cantabria ;)
P.D. El espiritu navideño (para la gran mayoría y por desgracia) se acaba con las rebajas del corte ingles.
Sarah, bienvenida otra vez. Solo por la "foto" te había reconocido, jeje! Un besete en el moflete y me alegro de verte por aquí
Volve, interesante lo que cuentas de China. La proxima vez que pases por alli te traes unas castañas para probarlas, hombre. Me alegra que hasta en épocas de escasez temporal te pases por aquí de vez en cuando, amigo. Un saludo
Ginnoja, el porcentaje de realidad de cada uno de los posts varía evidentemente dependiendo tanto de mi estado de ánimo como de la cantidad de setas alucinójenas que he ingerido antes de sentarme a escribir :-D. Me gusta que te guste el blog y te mando también saludos desde la fría Alemania. Ah y por si te hace ilusión, saludemos todos a Ginnoja:
HOLA GINNOJAAAAAA!!!
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