De nuevo un extracto de La República, escrita por Platón rondando el año 400 antes de Cristo. La alegoría viene a explicar el rechazo de aquella época hacia los filósofos, argumentando que el saber no puede ser apreciado en una sociedad ignorante. Aquí os lo dejo.
–Y a continuación –seguí– compara con la siguiente
escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra
naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga
entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que
están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que
estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la
cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y
entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino
suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre
los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
–Ya lo veo –dijo.
–Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.